Desde Marcala, La Paz, Elsa Guevara se alza como una voz incansable en la defensa de los derechos de las mujeres y la recuperación de tierras para las familias más vulnerables. Su historia es un testimonio de fortaleza y determinación, forjado en un contexto de desigualdad y carencias, pero también de esperanza y solidaridad.
Luchando por un legado de justicia
Elsa se unió al Consejo Indígena Renacer en un momento crucial: «Ingresé un día antes de la posesión de la tierra», recuerda, impulsada por la necesidad de asegurar un futuro para sus hijos. En Marcala, donde las oportunidades laborales son escasas, muchas familias no tienen acceso a una vivienda digna. Este panorama llevó a Elsa a comprometerse con la causa de la recuperación de tierras, a pesar de los miedos iniciales. “Luchamos por los que no tienen dónde vivir, por aquellos que no pueden pagar un alquiler”, explica.
En este proceso, Elsa ha aprendido sobre organización comunitaria y resistencia pacífica, siendo testigo y parte activa de los esfuerzos por transformar las condiciones de vida en su comunidad. “Nos unimos porque juntos somos más fuertes”, enfatiza.
Rompiendo cadenas de violencia y desigualdad
Como mujer, Elsa también enfrenta desafíos particulares en un entorno marcado por el machismo y la violencia de género. Su experiencia personal con el maltrato se convirtió en una chispa de empoderamiento. “Yo sufrí maltrato por parte de una pareja, pero encontré la fuerza para salir adelante. Hoy no permito que nadie me domine, ni aunque sea el más poderoso del mundo”, declara con firmeza.
Este aprendizaje personal ha fortalecido su convicción de que las mujeres tienen la capacidad de superar cualquier obstáculo. “Las mujeres somos astutas y fuertes. Podemos levantarnos de las cenizas si queremos”, afirma Elsa, enviando un mensaje poderoso a quienes enfrentan situaciones similares.
Una lucha con raíces profundas
Originaria de Marcala, Elsa sabe que la defensa del territorio es también una defensa de la vida misma. Su papel en el Consejo Indígena Renacer trasciende las fronteras de su comunidad, inspirando a otros a tomar acción y reconocer que la lucha por la igualdad de derechos y la dignidad no tiene género ni límites.
“Estar aquí no es solo para nosotros, es para dejar un legado a nuestros hijos”, concluye Elsa, cuya valentía y determinación son un faro de esperanza para las familias de Marcala y más allá.
Esta es Elsa Guevara: una mujer que no solo lucha por un pedazo de tierra, sino por un futuro más justo y digno para todos.