Desde Marcala, La Paz, Florinda Antonio Romero Márquez, integrante del Consejo Indígena Renacer, comparte su historia y la lucha que define su vida. Su compromiso no solo está en la recuperación de tierras, sino en el empoderamiento de las mujeres y la construcción de una comunidad más justa y unida.
Un legado para las nuevas generaciones
Florinda llegó al Consejo cuando este ya llevaba seis días trabajando en el terreno. Al principio, su participación estaba marcada por el aprendizaje: «He obtenido el conocimiento de nuestras raíces y derechos, porque muchas veces no los conocemos y, por eso, se nos violan». Este espacio no solo le enseñó sobre derechos, sino también sobre el poder de la unión: “Aquí he experimentado que el compañerismo y la unión son la clave para vencer, porque donde no hay unión no hay fuerza”.
Hoy, esas tierras abandonadas son campos fértiles cultivados por las familias que forman parte del Consejo. Sandías, maíz, frijoles y huertas florecen como símbolo del esfuerzo colectivo y la resiliencia. Florinda sueña con un futuro donde estas tierras estén legalmente en manos de las familias que las trabajan, siendo un legado digno para sus hijos y los jóvenes que han tomado un papel activo en esta lucha. “Nos motiva ver a los jóvenes liderar; son ellos quienes heredan lo que tanto nos ha costado”.
Empoderamiento y voz para las mujeres
Florinda también ha vivido la lucha por la igualdad de género dentro del Consejo. “Como mujeres hemos sido marginadas, pero aquí aprendimos a defendernos, a conocer nuestros derechos y a practicar la igualdad. Ahora somos parte activa de las decisiones; incluso nuestra presidenta actual es una mujer”, destaca.
Para Florinda, la lucha no se limita a las tierras. Es un llamado a las mujeres para que se levanten, conozcan sus derechos y desafíen las estructuras de poder que las oprimen. «Creo que la mujer hoy está empoderada, pero es vital que levantemos nuestra voz, porque la igualdad debemos hacerla vida».
Un ejemplo de esperanza y transformación
Florinda Antonio es el reflejo de cómo el conocimiento y la unidad pueden transformar vidas y comunidades. Su compromiso con el Consejo Indígena Renacer no solo le ha permitido cambiar su realidad, sino también construir un camino hacia un futuro más justo para quienes vienen detrás.
“Estas tierras son nuestras. Lo que hemos cultivado no solo alimenta nuestros cuerpos, sino también nuestra esperanza y convicción de que unidas podemos lograrlo todo”, concluye Florinda.