Editorial: MACCIH, una pieza menos en el ajedrez de la narcodictadura

El tiro de gracia dado a la MACCIH el pasado viernes 17 de enero confirmó el mensaje instaurado por sus ideólogos desde su fundación; “que los pueblos no mandan y que siempre se imponen los gobiernos, en el caso hondureño un gobierno notoriamente corrupto y vinculado al narcotráfico y al crimen organizado”[1].

LA MACCIH generó desconfianzas con su llegada ya que suplantó la demanda popular de una instancia similar a la CICIG en Guatemala y a que su dependencia de la cuestionada OEA, tolerante y cómplice de golpes de Estado, fraudes electorales y violaciones masivas de derechos humanos en Honduras, era un indicador claro de los alcances reales que esa concesión podía tener.

Sin embargo, la aparición y puesta en marcha de la UFECIC y las instancias del circuito anti corrupción constituyeron una pequeña esperanza para la población hondureña en que la lucha contra la desbordada corrupción e impunidad podría avanzar. Y así sucedió. La gestión de la UFECIC a cargo del fiscal ex huelguista Luis Javier Santos demostró que es posible señalar nombres y apellidos, que es posible retratar cómo funcionan las redes y estructuras criminales que operan desde el Estado mismo y sus instituciones y sobre todo que, estas redes existen con la complacencia y participación directa del ejecutivo.

Así, prontamente la inofensiva Misión aceptada por las cúpulas empezó a convertirse en una amenaza real para su acostumbrada y garantizada impunidad por lo que iniciaron los ataques. La no renovación de su mandato en el país es la culminación de una serie de ataques estratégicos y consecutivos cuya finalidad mucho más allá de conseguir la salida de la misión, es asegurar la destrucción total de los avances y pasos dados en la lucha contra la corrupción.

Previo a ello, no fue casual el traspaso de funciones del Ministerio Público al Tribunal Superior de Cuentas, el invento de una autoevaluación, La Ley de Inmunidad, la Ley de Fondo Departamental, el informe del Congreso y el informe de la PGR. Posteriormente, el invento de una Comisión de Negociación y el fracaso de esa negociación, que culminó con el cierre de la MACCIH. Se trató de un plan que de la mano con acabar con la misión y su salida, aseguró minuciosamente las condiciones para que en Honduras la corrupción continúe como dinámica de los grupos de poder y esta vez con libertades más absolutas.

Este comportamiento no es exclusivo del escenario hondureño, es similar a lo ocurrido en Guatemala, se trata de las derechas conservadoras y fundamentalistas defendiendo de manera contundente su control hegemónico de los Estados en la región latinoamericana. Una derecha que es justamente eso, corrupta, criminal, vinculada al crimen organizado y al narcotráfico y que funciona desde el Estado mismo y sus instituciones como parte de sus estructuras criminales o como bien lo señaló la CICIG en 2015, como redes político-económicas ilícitas (RPEI).

Una derecha que ha confeccionado un discurso bajo la idea de defensa de la soberanía y no injerencia, pero que es servil y sumisa frente a la descarada y determinante injerencia del imperio en toda la región. Una derecha hipócrita y descarada a niveles cada vez más sorprendentes. Es justamente de ese patrón que pueden advertirse ataques futuros y no tan futuros que empleará la narcodictadura para consumar sus objetivos hasta asegurar la revisión y abolición de las actuaciones de la Misión y sus instancias, tal y como sucede con lo actuado por la CICIG en Guatemala.

En el MADJ hemos sido claras desde el inicio con nuestra posición frente a la Misión, la hemos visto siempre como un medio, y no como un fin en la lucha contra la corrupción, tenemos claro que no es el remedio al mal mayor que representa la impunidad y la corrupción institucionalizada en Honduras, pero entendemos claramente también que el mensaje detrás de este ajedrez que ahora  está en juego es el blindaje absoluto del gobierno narco de JOH, las cúpulas políticas, empresariales, religiosas, etc., y las negociaciones con actores como la OEA. En concreto, un pacto entre estructuras criminales nacionales y transnacionales.

Reconocemos el trabajo realizado mediante la gestión de Luis Javier Santos, que marca un parámetro de avance en la lucha contra la corrupción contraria al normalizado comportamiento complaciente y cómplice de los funcionarios públicos en el país. Sabemos que aún continúa siendo una deuda histórica llegar a los criminales mayores, a los autores intelectuales de las múltiples crisis de Honduras, las/los verdaderos impulsores de la corrupción en el país, empezando por el propio Juan Orlando Hernández, las instituciones partidarias, el crimen organizados y la banca como parte de sus más cercanos colaboradores, deben caer.

Por ello desde el MADJ, retomamos nuestra palabra fundadora convocando a nuestro pueblo; el más hermoso, el honesto, el que tiene una sola cara de dignidad, el que se ha levantado a la voz de la justicia y en contra de la corrupción, lo convocamos a proseguir en lucha organizada […] desde las trincheras de la calle, la organización popular y comunitaria, desde las iglesias fieles al evangelio de Jesucristo, desde las instituciones públicas y privadas donde trabajamos, desde las aulas y desde el campo.

Proclamamos nuestro repudio a la clase política  para siempre y hoy más que nunca solo el pueblo salva al pueblo.

20 de enero, 2020

!Hasta la dignidad siempre!


[1] “Carta abierta del MADJ a la MACCIH”, 23 de febrero de 2016. Puede ser consultada en https://movimientos.org/es/content/honduras-carta-abierta-la-maccih%E2%80%8F%E2%80%8F

Brigada por la dignidad del pueblo tolupán: la solidaridad como acción política

Por Heidy Alachán

Luego de cruzar el río Locomapa, esta vez a la altura de la comunidad San Francisco Campo nos dimos cuenta que estábamos en el sitio donde sería la brigada. Un espacio más o menos grande, con piso de tierra y una galera dividida en tres partes decoradas con mantas de tela y una bandera de Honduras. En la parte frontal escrita en el suelo la leyenda “Bienvenidos hermanos”. No había dudas, estábamos en el Campamento Digno por la Defensa del Bosque y el territorio Tolupán, en San Francisco Locomapa, Yoro.

Era la tarde del diecisiete de diciembre del recién finalizado dos mil diecinueve. Todo estaba en marcha, una cadena humana trasladaba los medicamentos, ropa, carpas, zapatos, etc., al mismo tiempo que iban y venían colgando mantas, instalando sillas, mesas, escritorios, improvisando camillas y adecuando los espacios donde se atendería a las distintas tribus durante día y medio del 18 y 19 de diciembre. Mientras avanzaba la tarde el trabajo colectivo continuaba junto al cafecito que por turnos se tomaba en la casita del compa Amado Cabrera.

Finalmente todo estaba listo, niños y niñas jugaban contentas en el Campamento y las últimas luces del día impactaban sobre la manta colgada al frente con la leyenda convocamos a nuestro pueblo; el más hermoso, el honesto, el que tiene una sola cara de dignidad…”. Palabras quede inmediato nos trasladaban a los días de huelga de fiscales, al inicio de todo. Varias cosas habían cambiado, pero otras seguían intactas. Seguíamos en resistencia permanente, en lucha colectiva desde la claridad y la ternura, en la determinación de convertir en herramienta y acción política cada uno de nuestros pasos por la dignidad y la justicia.

Durante las horas de la noche el Campamento se convirtió en el punto de encuentro de la comunidad, de la conversación y la risa, del baile y la competencia jugando a la rayuela. Hace más de 6 años atrás, el 25 de agosto de 2013,  exactamente en ese mismo lugar sicarios pagados por empresarios saqueadores de minerales del pueblo tolupán asesinaron a sangre fría a Armando Fúnez Medina, Ricardo Soto Fúnez y María Enriqueta Matute, madre de Celso y Amado Cabrera cuyas casas siguen ubicadas dentro del predio que comprende el sitio.

Después del frío de la noche, a las 6 en punto de la mañana siguiente todo estaba listo. La fila de espera empezó a hacerse cada vez más larga. Un equipo de médicos, 4 mujeres y un hombre, 2 paramédicos y al menos 20 personas de los núcleos organizados en el MADJ estaban ya en funciones. La Brigada Preventiva por la Dignidad del Pueblo Tolupán, organizada y ejecutada por el MADJ y el Consejo Preventivo de Tribu estaba en marcha.

Las filas estaban mayoritariamente compuestas por mujeres de todas las edades. Había una cosa común entre todas, estaban acompañadas de niños y niñas, por regla general, casi siempre más de 3. Se trataba de sus hijos e hijas. En la realidad cotidiana de las tribus tolupanas la maternidad es una tarea que inicia a una edad muy temprana.

En las filas, esperaban alegres, mientras conversaban entre ellas en medio de la pena que las caracteriza. Hablando bajito, más de alguna comentó que habían solo mujeres porque los hombres estaban en el campo trabajando y podrían llegar pasadas las 4 de la tarde.

Las precarias condiciones de vida y la carencia de acceso a servicios básicos como energía eléctrica y teléfonos celulares no fueron obstáculo para que la noticia de la brigada se propagara por todas las tribus aledañas. Llegaron desde El Palmar, Piedra Gorda, Agua Fría, El Firay, San Francisco Aldea, San Francisco Campo, San Blas, Mezcales, Las Brisas, Cabeza de Vaca No. 2, para la mayoría de estas implicó llegar caminando por más de dos horas. “No importa la caminada” decían entre risas. “Nunca se había visto una cosa así aquí en la tribu. Es la primera vez que los medicamentos que traen no están vencidos y no nos cobran.”

A más de una hora de distancia del Campamento, en la última comunidad habitada por ladinos se encuentra ubicado el Centro de Salud que permanece cerrado aún en días de semana y desabastecido de medicamentos. A pesar de ser un servicio público implica cobros arbitrarios por parte del personal asignado. La salud es también un privilegio al que las tribus tolupanas no pueden acceder.

Contrario a eso, en el Campamento al menos 900 personas fueron atendidas. Tras su llegada, cada persona se identificaba, sus signos vitales eran tomados por los paramédicos para luego en grupos de 10 pasar a la primera estación. Bajo la carpa en la que en sus costados se leía “Milgen Soto Ávila, presente” y “Fuera Narcodictadura” los grupos se involucraban en una conversación colectiva.

Al mencionar y rememorar el saqueo histórico, la lucha sostenida desde hace muchos años, el conflicto permanente por sus tierras ancestrales, los estragos de la presencia de empresarios y ladinos, el papel del Consejo Directivo de Tribu y de la FETRIXI, como piezas útiles para el empobrecimiento de las tribus, el gesto en los rostros era común.

Estación de formación política.

Volvía la rabia y el rechazo, el dolor colectivo por los asesinatos de quienes defendieron de los abusos a sus tribus incluso con sus vidas. El dolor de un año que se llevaba consigo la vida de tres integrantes de la tribu, militantes del MADJ, asesinados por defender sus bosques y creer como verdad que la dignificación de su pueblo es posible.

Al finalizar, con espíritu de lucha renovado pasaban al espacio de consulta. El equipo médico estaba listo para atenderles. Con diagnóstico y receta en mano pasaban a “farmacia”. Una zona aledaña con medicamentos clasificados, en buenas condiciones y adecuados para cada padecimiento. Ya con sus medicamentos, la siguiente estación les aseguraba una provisión de comida mínima, pero sustancial, para finalmente compartir la ropa y zapatos que mucha gente, de las universidades, de iglesias, organizaciones amigas como CARITAS y particulares con mucha dedicación prepararon para enviarles.

La brigada permitió que dos niños con cuadros graves pudieran continuar con vida al ser atendidos de inmediato y remitidos al hospital más cercano. Permitió que el acceso a la salud fuera al menos por un día una realidad para las tribus tolupanas, que la memoria histórica les salvara del olvido y la indiferencia a la que la avaricia y el capitalismo devorador les ha condenado.

Pero sobre todo, sirvió para entender y recordar que no se trataba de una jornada asistencialista, sino de una brigada política, humana. Del encuentro de los distintos actores del proceso por la dignidad del pueblo tolupán. Del encuentro entre el pueblo, tribus, y profesionales, que finalmente siempre hemos sido y somos pueblo. Del aprendizaje recíproco.

De reafirmar el rechazo al asistencialismo humillante y útil para perpetuar la desigualdad. De recordar que el empobrecimiento y el padecimiento de las tribus tolupanas tiene responsables con rostro, nombres y apellidos. Y que para acabar con eso toca seguir luchando desde la organización popular, la formación política y la claridad de que otra forma de vida, más humana y más digna es posible para el pueblo tolupán y para Honduras.

Que parte de hacerlo realidad es como bien lo expresa Ángela Murillo, líder indígena tolupán, no solo soñar sino trabajar “porque todas las tribus sean Movimiento Amplio, porque que el Consejo Preventivo tome el control, porque que no haya desigualdad para nadie y que no sigan dañando el bosque.”

Y que debe andarse ese camino con la esperanza de lo que entre sonrisas y el asomo del llanto por lo que conmueve ella afirma, “tal vez uno piensa que ya no hay cambio, pero sí hay una solución, la solución somos nosotros. Nos hemos dado cuenta que somos capaces de darle esa transformación a nuestra tribu y también al país entero.”

Familia MADJ

Wilmer Paredes, 2 años de su legado

Por Heidy Alachán

Hoy queremos que su nombre y su ejemplo, sea la primera luz que ilumine este 2020 y los retos que tenemos frente a nosotras.

Era el primer día de enero, como hoy. Hacía calor desde temprano. Había sido una navidad atípica y una despedida de año atípica también. Los días previos al 22 de diciembre, miles de calles del país entero se habían convertido en verdaderos centros de concentración, en escenarios de batallas campales, con residuos de objetos quemados, vehículos, llantas, bombas lacrimógenas, sangre inocente, lágrimas, llantos largos y mucho dolor.

El fraude electoral de noviembre de 2017 nos heredó un fin de año sin precedentes y cuando pensamos que todo se había detenido y volvía mínimamente la normalidad de un primero de enero, alrededor de las 7:30 de la mañana, en una casa de la aldea de Lombardía, Esparta, en el departamento de Atlántida, luego del estallido de varios disparos de arma de fuego y desconocidos huyendo del lugar, Wilmer Adalberto Paredes Gámez, estaba muerto.

Para quienes recibimos la noticia casi inmediata, los momentos y recuerdos empezaron a desfilar automáticamente. Sí, era Wilmer Paredes, el mismo Wilmer por quien el 16 de diciembre de 2017 habíamos hecho miles de llamadas a Soraya Morales, a Franklin López, a la fiscal de turno de la Ceiba, e incluso a fiscales que mínimamente podían intervenir en la emergencia, pero teníamos que intentarlo todo y agotar todas las instancias posibles. Por quien nuestros compañeros(as), nuestro coordinador general y observadores internacionales habían puesto su propio cuerpo a cambio de sacarlo a salvo de las manos de militares.

Era el mismo Wilmer que ese 16 de diciembre había sido brutalmente golpeado y torturado junto a otros jóvenes, entre ellos dos de nuestros compañeros de organización, por agentes de seguridad del Estado, en la represión policial y militar sobre la carretera CA-13, a la altura de la comunidad de Agua Tibia, en Atlántida.

Ese día Wilmer, no solo fue víctima de la represión general, sino que fue también sometido a tratos crueles y degradantes. Los agentes, entre gritos, golpes y choques eléctricos (tasser) le obligaron junto a otros jóvenes, a retirar los restos de llantas en llama, piedras y varios metros de arena que estaban sobre la carretera CA-13. Algunos con palas, pero en su mayoría con las manos y pies, mientras eran golpeados y encañonados con fusiles.

Como si no fuera suficiente, mientras sucedía todo eso, les intimidaban con choques eléctricos (tasser) cerca de sus rostros. Les gritaban palabras y frases groseras. Burlándose entre ellos, les preguntaban a gritos: ¿“dónde está tu pueblo unido”? “vagos”. Luego se reían, les lanzaban golpes, patadas, escupitajos y arena en los ojos, cabello y cuerpo, durante una hora y media. Luego de ese día, Wilmer estuvo recuperándose de los golpes en cama, no logró levantarse para denunciar junto al resto lo que había pasado.

Luego vinieron también el resto de recuerdos. El intercambio de llamadas de Martín Fernández con el personal del mecanismo nacional de protección para defensores y defensoras. El comportamiento y el análisis de la abogada encargada quien excusó su inacción en el hecho de que Wilmer Paredes no formaba parte de la población beneficiaria de la protección del mecanismo.

No fue suficiente para ella escuchar relatados fielmente por Martín, todos los hechos narrados por Wilmer, incluso sus miedos al límite del llanto en días recientes, cuando llegó hasta donde él a contarle que camionetas y vehículos extraños le daban seguimiento de forma permanente, que temía por su vida y la de su familia y que necesitaba ayuda y protección.

No, para el mecanismo nacional que se nutre de millones del dinero de la cooperación internacional y que con sus mentirosos avances y logros el Estado de Honduras se brinda pompas y platillos ante los organismos internacionales de derechos humanos, Wilmer Paredes no estaba en una situación de emergencia y su vida no mereció siquiera una actitud flexible, una mínima acción. Tres días después de esas llamadas, Wilmer estaba muerto.

Luego de su asesinato, su velorio y su entierro, los ataques y persecución al resto de jóvenes que como él, asumieron la resistencia anti fraude en San Juan junto y desde el MADJ continuaron. Algunos de ellos tuvieron que salir de sus lugares de habitación y no han podido regresar hasta la fecha.

La Dirección de Investigación Policial (DPI) “hizo su trabajo”. En su sofisticado informe de investigación, al mejor estilo de Honduras consignó como hechos relevantes que Wilmer trabajaba en una discoteca, que en días anteriores había tenido conflictos con clientes del lugar y que, tenía como antecedente el atropellamiento de una persona quien cuyos hijos indignados por el hecho podían ser pieza clave en la investigación. No escribieron una letra sobre el fraude, la movilización y el papel de Wilmer en medio de todo eso. Hasta la fecha, la justicia no llega y ni siquiera asoma.

Pero hoy, que han pasado dos años desde que Wilmer Paredes ya no está. Que no está más el compañero decidido con el que se paralizaron las calles de San Juan y se hizo sentir el Fuera JOH en Atlántida, desde el MADJ, queremos exigir justicia, por supuesto, pero no queremos que su nombre y su lucha se quede en una estadística más del fraude, del saldo de dolor y muerte que dejó.

Queremos confeccionar a pedacitos su historia y su vida, su ejemplo y su legado, que son finalmente las cosas y los hechos que siguen haciéndolo presente en nuestra historia propia.

Hoy recordamos a Wilmer Paredes. Sí, al mismo Wilmer, que estuvo a cargo de la seguridad de las movilizaciones anti fraude en San Juan Pueblo. El mismo que detectó al policía infiltrado y que luego de quitarle la fatiga y sus botas, lo entregó detenido con sus propias esposas. Era el Wilmer de liderazgo nato, indiscutible. De decisiones precisas, claras y oportunas.

Hoy queremos que su nombre y su ejemplo, sea la primera luz que ilumine este 2020 y los retos que tenemos frente a nosotras. Qué sea claro, enceguecedor que esta realidad nuestra hay que enfrentarla de esa forma, con determinación y fuerza. Sin comodidades, ni esperas o postergamientos. Que hay que pelear contra esta realidad hasta devolverla así, controlada, sin poder, sin la capacidad de seguir humillando a nuestro pueblo y nuestra gente, para que la dignidad sea la única forma de vida posible.

«La Patria sigue viva y con memoria.»

Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Editorial: Año nuevo desde el MADJ

Año nuevo desde el MADJ: A los pueblos y comunidades en lucha

Estamos  a las puertas de un nuevo año y desde el movimiento Amplio saludamos de manera muy especial a los pueblos y comunidades que luchan permanentemente y de forma inclaudicable por instaurar la dignidad y la justicia como normas básicas e insustituibles en nuestra sociedad.

En el 2020 arribamos a nuestros 12 años de existencia construyendo poder y autoridad ciudadana ahí donde los pueblos se organizan para gestionar su libertad, justicia y autonomía como ejercicios plenamente soberanos en sus territorios a nivel de caseríos, aldeas, municipios y departamentos.

El mayor aprendizaje que nos queda de la década que nos precede consiste en saber que organizadas como Movimiento Amplio ejercemos nuestra condición de mujeres y hombres con dignidad en la Honduras que amamos y llevamos en nuestros corazones y nuestras manos. Nos satisface lo que vamos haciendo y logrando, y estamos en la disponibilidad de continuar desafiando en unidad y organización los retos que tenemos por delante.

Aquí cabemos todas y todos. De ahí nuestro llamado permanente a toda persona y comunidad que quiera unirse a nuestro gran movimiento político social, con el deseo expreso de hacer prevalecer nuestra condición soberana en un país que por ser rico en bienes naturales y culturales ha sido condenado a la pobreza y la miseria por aquellos pocos que se han apropiado de lo que nos pertenece.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es IMG-20190325-WA0077-1024x576.jpg

Cabildo Abierto en Arizona Atlántida, marzo 2019.

La agenda de trabajo del Movimiento Amplio en el 2020 para el rescate de la dignidad y la construcción del desarrollo con justicia social y coherencia ambiental de nuestros pueblos contempla las siguientes determinaciones:

  • No más impunidad de funcionarios apátridas y traidores que desde cualquiera de los poderes de Estado nos despojan, criminalizan y asesinan por defender el presente y futuro de nuestras comunidades.
  • Palabras certeras y acciones enérgicas contra la clase empresarial corrupta que ha convertido las Fuerzas Armadas y Policía Nacional en sus propios escuadrones amaestrados para resguardar a sangre y fuego lo que roban a los pueblos.
  • Murallas humanas de solidaridad contra el colonizador opresor -nacional y transnacional- que pretenda despojarnos de nuestros bienes naturales y culturales.
  • Solidaridad con nuestras hermanas y hermanos que han sido golpeados, criminalizados y asesinados por defender la casa común de las hondureñas y hondureños.
  • Compromiso y acción para luchar en contra del capitalismo al mismo tiempo que del patriarcado, a fin de desmontar en todos los espacios colectivos e individuales las opresiones en contra de las mujeres que luchan con alta entrega desde el MADJ y las mujeres de todo el país.
  • Pasar de la tradicional resistencia a ejercicio de soberanía concreta que dignifiquen la vida de quienes integran el MADJ y las comunidades que asumen la lucha desde nuestro espacio.
  • Nos comprometemos a seguir nuestro proceso de manera autocrítica, abandonando las perezas, adormecimientos, justificaciones y todo  cuanto implique derrotismos, espíritu acomodaticio, alineación con tendencias inaplicables a nuestro contexto, victimizaciones y cualquier comportamiento que conduzca a la negligencia, frustraciones y pérdida de la perspectiva popular de nuestro proceso de lucha.

 Vamos pues, con alegría y entusiasmo, con diálogo inclusivo y firmeza total en nuestras determinaciones, a caminar juntas el 2020 para hacer realidad nuestros mayores propósitos políticos y sociales. Todas y todos somos importantes en esta gran lucha en resistencia social y comunitaria -digna y justa- que debe librarse desde ya, enlazando cada una de nuestras comunidades, municipios, departamentos y regiones hasta convertirse en una Gran Lucha de los Pueblos contra el poder opresor, corrupto y sanguinario y en lo inmediato en contra de la narco dictadura que pretende acabar con nuestra patria.

Pajuiles, Atlántida. 30 de diciembre de 2019

Conducción Política Nacional

MOVIMIENTO AMPLIO POR LA DIGNIDAD Y LA JUSTICIA

Navidad con dignidad, en comunidad

Navidad con dignidad, en comunidad

(…) estás aquí futuro / hay que ampararte
los emboscados en la amanecida
quieren acribillarte desde el miedo

Mañana/Mario Benedetti

El Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia desde Honduras saludamos en navidad a todos los pueblos de Honduras y América Latina. De manera muy especial a aquellos que construyen nuevas comunidades y las defienden para hacer posible desde ellas el nacimiento de una sociedad donde ya no hayan niños y niñas naciendo en el abandono, donde no hayan mujeres huyendo de una sociedad que les humilla y mata y donde existan hombres que se cuestionan sus privilegios, coherentes, comprometidos y valientes que apoyan el nacimiento de esa sociedad digna y justa que anhelamos de forma permanente e inclaudicable.

Feliz navidad a los hombres y mujeres que, expulsados de sus tierras o condenados a vivir en lenta agonía en la miseria de sus pueblos, no les queda más que abrirse camino hacia otros destinos donde puedan trabajar para ganar el sustento de sus seres queridos. A los compañeros privados de libertad injustamente, convertidos en presos políticos por la narcodictadura. A las mujeres y hombres de nuestros pueblos, cuyas luchas encarnan y anuncian el nacimiento de una nueva sociedad donde se pueda vivir con dignidad y justicia.

A los pueblos en resistencia, apostados en veredas; defendiendo bosques, ríos y montañas porque son suyos; les pertenecen porque son bienes naturales que la vida les ha prodigado y ahora los avarientos y perversos señores capitalistas los pretenden como suyos en nombre de un desarrollo económico que nunca llega a las comunidades.

Y en medio de la alegría de la navidad hacemos causa común y expresamos nuestra rabia y dolor esperanzador y solidario a los cientos de familias que en este año han sido víctimas de la narcodictadura en Honduras, arrebatándoles sus hijas, padres y demás familiares. Nuestro dolor solidario con las familias que en 2019 vieron a sus hijas, madres y esposas asesinadas por hombres crueles que en nombre del más burdo patriarcado se asignan el derecho de decidir sobre la vida y muerte de las mujeres.

Nuestra solidaridad con los pueblos indígenas y afrodescendientes que continúan luchando contra el colonialismo depredador que ahora opera bajo la máscara de un extractivismo ecocida y humanicida. Nuestro dolor nos une a las familias de Brumadinho, Brasil, que este año vieron sus comunidades, hogares y familiares extinguirse a causa de la locura extractivista que mancha de sangre nuestra América Latina.

Nuestra solidaridad con los pueblos de Haití, Chile, Bolivia, Venezuela, Colombia y Nicaragua que están luchando en contra de los embates del neoliberalismo y el capitalismo. Nuestra rabia incontenible y solidaria con las familias de los cientos de luchadores y luchadoras de los pueblos asesinados en nuestro continente.

El Movimiento Amplio llama a construir la navidad del pueblo hondureño y latinoamericano. Sobre el dolor a que nos condenan narcodictaduras, tiranías crueles y gobiernos impuestos por el imperio, nuestras luchas posibilitan el nacimiento del nuevo hombre y la nueva mujer que, en nuevas relaciones sociales, representa la dignidad de una nueva humanidad hondureña y latinoamericana.

Con justa razón proclamamos que en Honduras y en América Latina no puede haber navidad sin dignidad, navidad sin comunidad. Desde nuestras luchas comunitarias somos el nuevo rostro de la navidad hondureña y latinoamericana. Vamos, pues, a construir esa navidad en Guapinol, en Pajuiles, Locomapa, Reitoca, Azacualpa, Namasigue, en las calles de Santiago de Chile, en Jilamito, en la gran Colombia, mujeres y hombres, con todos los pueblos indígenas y afrodescendientes.

¡Feliz Navidad con Dignidad en Comunidad!

San Juan Pueblo, Honduras. 24 de diciembre de 2019

MOVIMIENTO AMPLIO POR LA DIGNIDAD Y LA JUSTICIA

Albertina López: El campamento es mi vida

Por Heidy Alachán

– Para mí el campamento es la vida, me dijo.
La observé atónita, enternecida, con alguna lagrimilla pujando.

-Muy bien, respondí, con la voz a medias. Ahora vamos a contar quién es Albertina.

Estaba sentada a mitad del patio con sus seis meses de embarazo en un vestido azul, en plena tarde de sábado. Llevaba el cabello recogido y el rostro sin maquillaje. Me impresionó una y otra vez la firmeza en su mirada para decir doblemente que habían transcurrido solo unos pocos días luego de que fuera encarcelada injustamente por defender el agua.

Me detuve varias veces en sus manos, pequeñas y rústicas, colocadas sobre su estómago abultado por el embarazo y pensaba en cuánta fuerza y cuánta vida contenían.

-Yo nací en Planes de Arena Blanca, en el 76, afirmó. Mi papá es Alejandro López y mi madre, Aida Melgar, ambos aún viven. Mi papá se dedica a la agricultura y mi mamá, siempre ha sido ama de casa. Tengo 9 hermanos, y yo soy la mayor. Ese es el mejor recuerdo de mi infancia, ¿sabe? Haber vivido como una familia unida, funcional. Mis abuelos paternos fueron como mis padres, ellos me enseñaron a creer en Dios y desde entonces siempre he sido católica.

Asentí con mi gesto cuando afirmó eso, yo también me he sentido afortunada por el regalo de la familia. Me acomodé en la silla y pregunté: ¿Y qué pasó con la escuela en ese tiempo?

Sonrió, mientras colocaba su bolso sobre sus piernas.

-Pues yo estudié en la Escuela Juan Lindo, en Planes de Arena Blanca. Siempre recuerdo al profesor Ricardo Mendoza, fue mi maestro por 4 años. Todos los años nos llevaba al río Mezapa a sembrar árboles. Antes de empezar la siembra, nos sentaba a la orilla y nos hablaba de la importancia de cuidarlos, que no debíamos cortarlos y casi como profeta, repetía que en 20 años nos íbamos a quedar sin agua. Ahora que lo pienso, en mi etapa adulta, me doy cuenta que ese fue mi primer acercamiento con el valor de la naturaleza.

Tomé nota de ese último dato. Siempre hay personas que nos marcan la vida, pensé. ¿Y luego de la escuela, cómo fue etapa del colegio?… Me miró, y entre seria y esquiva me dijo: yo estoy estudiando en el colegio ahora. Así que ella continuó:

-A los 14 años me fui para San Pedro. Yo quería estudiar costura y mi tía me iba apoyar, pero debía irme a vivir con ella en la ciudad. Y así pasó, me fui a donde mi tía, estudié costura y en esa época de los 90´s estaban en auge las maquilas. Pedí permiso para iniciar a laborar y así llegué a ser operaria. Al final, que no supe cómo, pero le dediqué 14 años a la maquila. Fue una bonita experiencia, aprendí a convivir con la gente y a cuidarme sola. En ese tiempo y en ese entorno había mucha droga y mucha prostitución. Me tocó saber cómo y con quién caminar para cuidarme de todo eso.

A los 21 años tuve mi primer hijo, ahora él ya tiene 20. Luego vinieron los otros, puros varones. Tengo uno de 15, el otro de 11 y este embarazo que llevo 6 meses. Luego de los 14 años en la maquila, decidí devolverme a Planes de Arena Blanca, no me gustaba lo difícil que se estaba poniendo tener agua en la ciudad, recordaba siempre que acá en mi comunidad eso no era problema.

Se escucharon voces en la parte frontal de la casa. Había llegado más gente del campamento a buscar el cafécito de la tarde. Volteó el rostro y continuó:

-¿Qué cómo inició mi historia con la defensa del agua? Con la pastoral social. Mi abuela me enseñó a servir en la iglesia desde muy pequeña, y así crecí. Ya en 2011, me había casado y junto a mi esposo, quien es presidente de la junta de aguas de la comunidad, nos enteramos de que el río había sido concesionado. Nos costó creerlo hasta que un día nos llegó lodo en lugar de agua y fue cuando nos reunimos con otras juntas de agua para accionar. Era todo confuso porque el alcalde, Mario Fuente, en 2013, en plena campaña política se comprometió a proteger nuestros bienes naturales. Cómo nos ha mentido.

Así pasaron varios años, con el proyecto trabajando, nuestro río cada vez más dañado y las comunidades sufriendo las consecuencias. El río que siempre había sido nuestro, el río bondadoso de mi infancia, tenía cada vez menos árboles y menos agua. Por eso después de tocar puertas en todos lados para que nos ayudaran, me decidí. Era la hora de salir a la calle, de sacar toda la fuerza empleada en patronatos, juntas de agua, asociaciones de padres de familia donde tuve cargos de dirección para defender decididamente nuestro río.

Suspiró y entonces mencioné el campamento. ¿Cómo pasó de todo eso a la instalación del campamento? Se puso de pie un momento y estiró la parte baja del vestido, como pretendiendo cubrirse un poco más debajo de la rodilla. Con las manos colocadas sobre uno de los tendederos que cruzaban el patio, siguió relatando:

El 14 de marzo, ya siendo parte del Movimiento Amplio, nos movilizamos todas las comunidades y ya el 22 de marzo decidimos que acá íbamos a quedarnos hasta recuperar nuestro río. Y acá estoy. No puede pasar un día sin que venga. Yo defiendo el agua porque estoy convencida de que el agua es vida, ¿sabe? Mi consciencia me dice que estoy llamada a defenderla, que es tarea de todos y no de unos pocos.

Me encarcelaron y acusaron por defender el agua, como si fuera un delito. Me indigno cuando pienso que en este país los delincuentes y corruptos andan libres y a quienes defendemos el agua nos tildan de delincuentes. Pero por eso también lucho, porque necesitamos transformaciones profundas, para hacer que todo eso un día cambie.

Albertina, le dije, y me observó de inmediato. ¿Qué diría desde su experiencia defendiendo el agua?

-Que no tengan miedo porque paraliza e intimida. Cuando yo inicié esta lucha, sabía que no iba a ser fácil, pero asumí todos los riesgos y ahora también asumo los señalamientos injustos. No soy delincuente. Yo ya no podría decir que abandono la lucha, porque el agua es mi vida, este campamento es mi vida y si lo abandono, todos mis años quedarían perdidos.

Sonreímos llenas de complicidad y ternura. Extendió sus manos, llenas de fuerza y vida y me abrazó. Excusé ir en busca de café para disfrutar en silencio su existencia.

Me fui con la certeza que un vientre nos une a todas, que son nuestras manos las que mueven el mundo y de nuestra fuerza se nutre la esperanza. Que estamos en todas partes, miles de Albertinas «levantando en andamios la esperanza» en este paísito de amores y dolores y en este mundo nuestro que siempre cabe acurrucado en el pecho.

Me fui con la certeza de que hoy más que nunca, seguimos hilvanando la historia, pero nunca más desde el silencio, porque podemos y debemos decir nuestros nombres, porque podemos contarnos unas a otras y decir que desde nuestros vientres se teje la esperanza de los otros mundos posibles.

Agosto, 2017

Declaratoria encuentro de mujeres MADJ 2019

DECLARATORIA ENCUENTRO DE MUJERES MADJ 2019

“MARÍA ENRIQUETA MATUTE”

¡Construyendo dignidad y justicia!

Nosotras, mujeres integrantes del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, pertenecientes a diferentes núcleos comunitarios y procedentes de distintos  territorios donde sostenemos resistencias dignas y pacíficas en defensa de nuestros bienes naturales,  contra el extractivismo, la corrupción e impunidad que trae el modelo de muerte. Nos juntamos durante un día y medio para reconocernos, para aprender y desaprender, para compartir sobre la vida, y rendir memoria en especial a una de nuestras Ancestras, María Enriqueta Matute, asesinada en la lucha del pueblo tolupán en defensa del bosque y la dignidad.

Declaramos estar contentas por haber tenido nuestro momento y espacio como mujeres porque fue armonioso en la palabra. Hablamos con confianza y respeto porque son distintas las vidas de cada una, desde las costumbres, las creencias y  lo que nos ha tocado por vida. Unas muy jóvenes y otras con muchos años, unas apenas llegadas a las luchas y otras iniciadoras de campamentos, de caminatas, convocantes de otras, unas madres, otras decididas a no serlo, celebrando nuestras diferencias como principio político de nuestra organización y de la vida.

Declaramos que valoramos nuestro espacio mixto organizativo y que el habernos encontrado sólo entre mujeres y pensado desde ser mujeres, por primera vez dentro de nuestro  MADJ, nos alegró mucho y decidimos que se instale como una práctica política periódica de nuestra organización, pero además que profundizar en el conocimiento, la reflexión y el debate sobre la interseccionalidad y la relación entre los sistemas de opresión sea una práctica permanente en nuestros campamentos, núcleos, asambleas y en las calles.

Declaramos sentir que hemos abierto una brecha con el entendimiento que la lucha contra el capitalismo  es al mismo tiempo que la lucha contra el patriarcado y el racismo, que es tanto en nuestras vidas como dentro de nuestra organización, de nuestra comunidad y por supuesto del país, porque nos falta reconocer en nosotras las secuelas del patriarcado y a veces manifestamos actitudes machistas, clasistas o racistas, porque mujeres y hombres debemos comprenderlo bien para caminar de la declaración a las acciones organizativas concretas y honestas que nos hagan desmontar estas opresiones en lo individual y lo colectivo para avanzar en nuestras luchas emancipatorias en el marco de la apuesta política integral del MADJ.

Declaramos que somos mujeres importantes, determinantes en el sostenimiento de las luchas y desde esta certeza reiteramos nuestro compromiso en los territorios, en cada campamento digno, en cada calle caminada en la que gritamos consignas, con la alegría de sabernos iguales y codo a codo con nuestros compañeros. Vamos a seguir poniendo en valor nuestro aporte y nuestro poder en la toma de decisiones para refundar por adelantado al tiempo que declaramos en libertad los ríos, los bosques, nuestros territorios vida y nuestros cuerpos que son territorio pero también son tejido.

Llamamos a todas, en las tribus, comunidades, en las ciudades de Honduras y de los países de nuestra América a luchar organizadamente, a construir y echar a andar procesos de liberación que se ajusten a nuestras condiciones y realidades concretas, que se hermanen con los del resto de mujeres del mundo que luchan por todas. Llamamos a seguir encarnando la dignidad y la lucha por la justicia, porque creemos y entendemos que los sueños se construyen cada día en comunidad.

Arena Blanca, El Progreso Yoro, Honduras. 1 de Diciembre 2019

¡DESDE LA DIGNIDAD SIEMPRE!