Editorial: Bolivia, radiografía de la nueva embestida neoliberal

El asilo político de Evo Morales y García Linera en México, la autoproclamación ilegítima de Jeanine Añez como nueva presidenta, la obstrucción de las funciones parlamentarias, el recrudecimiento de la represión y asesinatos de indígenas en contra del golpe de Estado, el aumento de las expresiones racistas y alzamientos populares en todo el país en el denominado proceso de reversión del golpe, han sido el escenario de Bolivia en la última semana.

Al mismo tiempo de todo lo que ahí ocurre, hay muchas piezas moviéndose en Latinoamérica. Escenarios de luchas en Chile, Ecuador, Haití, frente a la pretensión de aprobar paquetes de reformas neoliberales y de resistencia al intervencionismo imperialista en Venezuela, entre otros evidencian una cosa concreta: el neoliberalismo está en crisis y está desplegando sus estrategias para defenderse.

En la última década han sido diversos los ensayos de ese control y dominio imperial en la región, entre estos, el despliegue de estrategias de golpes de Estado. El golpe cívico-militar en Honduras en 2009, el golpe mediante juicio político en contra de Fernando Lugo y Dilma Rousseff, y en Venezuela y Bolivia la instauración de gobiernos paralelos y el cuestionamiento de los resultados de comicios electorales como excusa para desplegar los tentáculos de la intervención, apoyado en organismos internacionales  de derechos humanos.

Estados Unidos y la banca financiera global busca la instauración de falsas democracias con gobiernos serviles y entreguistas, utilizando y manipulando la idea de democracia y procesos de elecciones como excusa para intervenir, marginar, segregar y minimizar el poder político popular, indígena, campesino, obrero y de la pluralidad. Se trata de la consolidación de un guión de intervencionismo o control imperial que tiene distintos elementos, entre los que pueden precisarse el  fundamentalismo religioso, el racismo y el llamado a una democracia sin contenidos. 

En Honduras, el golpe de Estado de 2009 demostró que hace 10 años el modo de operar del neoliberalismo tiene como características, las transiciones cívicas – militares y la anulación parcial o total de los derechos alcanzados en la segunda mitad del siglo XX. El fundamentalismo y el llamado a una democracia sin contenidos, se evidencia también en el rechazo a la formación y posicionamiento ideológico, en el incentivo a la aprobación colectiva de las agendas de las/os actores “apolíticos” y que enarbolan el sentido “patriótico y nacionalista”, como mecanismo de no trastocar las estructuras impuestas por el imperialismo norteamericano y la constitución del narco estado hondureño, todo esto impulsado desde el bipartidismo, pero también por sectores de la sociedad civil, instituciones partidarias y las agendas de cooperación internacional de centro derecha.

Es por ello que, la claridad sobre esa estrategia debe permitir identificar y depurar en el plano político electoral a los actores/as que representan los intereses imperialistas sustentados en el fundamentalismo, racismo, colonialismo y en una democracia vacía de contenidos que reivindican las nuevas formas de dominación imperial. Los movimientos sociales debemos ser capaces de identificar a todos los actores que desde su aparente desviación ideológica se han vuelto instrumentos útiles a los intereses imperiales y cuidarnos de no serlo nosotras y nuestros espacios.

Frente a esto, desde el MADJ, instamos a una visión latinoamericanista e internacionalista de las luchas como forma de responder a la puesta en marcha de la nueva embestida neoliberal en la región que ataca desde un guión consolidado a los distintos países de nuestra América. 

Convocamos a los sectores organizados, al movimiento social y popular, al movimiento de derechos humanos en el país, a pronunciarnos y accionar coherentemente contra la agenda de intervención económica y militar del imperialismo norteamericano. A nombrar clara y contundentemente lo que sucede en Bolivia como parte de la responsabilidad histórica, de no permitirnos regresar a esos capítulos oscuros de dictaduras y militares en la región, de construir sociedades y Estados que no estén sustentados en el fundamentalismo, conservadurismo, racismo y fobias socioeconómicas. 

Y en el caso concreto de Honduras, llamamos a neutralizar el relevo de la dictadura a través de actores que encarnan principios e intereses imperialistas, racistas, patriarcales y fundamentalistas. Para lo cual es indispensable impulsar una resistencia pensada y sostenida desde el encuentro y la unidad de todos y todas las que reivindicamos el derecho de vivir en paz, para ello nuestro compromiso permanente. 

18 de noviembre de 2019

¡HASTA LA DIGNIDAD SIEMPRE!

Editorial: En defensa de Bolivia, en defensa de nuestra América

EDITORIAL: EN DEFENSA DE BOLIVIA, EN DEFENSA DE NUESTRA AMÉRICA

“Evo, que la sangre negra originaria riegue la victoria. Que ya sabes de sobra que nadie te mata porque ya diste la vida. Que les hablaste por primera vez a los ojos de los pobres, de los campesinos, de los indígenas y que eso es imperdonable para quienes quieren seguir teniendo indiecitos regando el jardín. Que el empoderamiento ya se hizo carne, hueso, humanidad, movimiento, marcha indeclinable, humildad organizada, mujeres fuertes, niños fuertes, hombres fuertes. Que acá no te rendiste un carajo. Porque los ríos cantan, porque la tierra tiembla. Y porque los invisibles dijeron por primera vez en su larga y pobre vida: estamos, somos y tenemos el derecho de vivir en paz.”

Revista Sudestada

“La biblia volverá al palacio de gobierno, nunca más volverá la pachamama”. Fue la premisa con la que el golpista Luis Fernando Camacho se dirigió al pueblo Boliviano cuya población indígena supera el 60%. El fundamentalismo religioso de Camacho y Mesa es profundamente fóbico y de odio ante la administración y el poder indígena.  

Las indígenas han demostrado a lo largo de 13 años de gestión, las capacidades políticas, económicas, filosóficas y sociales ancestrales puestas en práctica desde la administración pública, la soberanía con dignidad y la independencia. Claramente, el golpe de Estado no es solo en contra del Estado, es en contra de la Plurinacionalidad. 

Hoy la Neocolonia capitalista y principalmente racista y aporofobica ataca la dignidad conquistada desde la pluralidad construida en Bolivia y para el mundo, llamando a destruir el Estado Plurinacional y retornar a la República, conservadora y desigual, quemando el WHIPALA como acción política de la oposición, sentando un precedente más en la memoria histórica de despojo y empobrecimiento para los pueblos originarios y afros. 

Se trata de una afrenta para América ante el proceso descolonizador impulsado desde el sur y a la autodeterminación de los pueblos en un momento en que las derechas perdieron control en México y Argentina, y varios otros pueblos del continente resisten y construyen la esperanza para derrotar al nefasto neoliberalismo.

En Honduras conocemos perfectamente el guion empleado en Bolivia, de golpes de Estado orquestados e impulsados por Estados Unidos y su intervencionismo en la región. Conocemos también el papel de la OEA y su efectividad selectiva que le permitió presentar en tan solo 10 días un informe en Bolivia y tardó 4 meses en Honduras a pesar de la gravedad de la crisis que generó el fraude. Esa misma OEA que convocó a tratamiento de emergencia el caso de Venezuela pero ahora observa pacientemente los hechos desatados en Bolivia.

Es claro, los pueblos libres de América Latina siguen en amenaza cada vez más violenta como mecanismo para controlar la avalancha de lucha por la liberación que recorre la región. La derecha tiene claro que los gobiernos populares son conquista de los propios pueblos movilizados en lucha y resistencia que tuvieron una etapa de constitución en el Estado, por ello, las reacciones no solo se dirigen a los gobiernos constituidos sino  fundamentalmente a desarticular los movimientos sociales y esto se debe a que entendió que la política se disputa en las calles. 

Desde el MADJ, deploramos la complicidad de gobiernos y organizaciones que bajo la indigna bandera de la neutralidad han promovido y hoy respaldan el golpismo boliviano. Nos solidarizamos con el pueblo digno que comprende lo oprobioso de este acto, que desde la claridad resisten en defensa de la república plurinacional que han construido. Llamamos a la unidad de los pueblos y gobiernos dignos del continente. 

Ahora más que nunca es urgente la capacidad de vernos desde el proyecto de la América Latina, de hermanarnos con los otros pueblos y de defender la dignidad y la justicia de nuestro continente. Es urgente que los movimientos sociales y políticos del mundo nos declaremos en movilización permanente para exigir la preservación de la vida de los pueblos originarios bolivianos víctimas del racismo y de los pueblos de nuestra América y en eso nuestro compromiso permanente.

Más allá de errores políticos, hoy hubo un golpe al Estado Plurinacional, que durante siglos la colonia capitalista ha constituidos por la exclusión, desigualdad y discriminación hacia los pueblos indígenas. El golpe es racista y fundamentalista y no hay posturas neutras o medias, “Ahora, como en tantas ocasiones en la historia de América Latina, es cuestión de en qué lugar se posiciona cada quien: con la derecha asesina y su golpismo de muerte y destrucción, o con el pueblo.”

¡Fuera golpistas de Bolivia, de Honduras y de nuestra América!

Honduras. 11 de noviembre de 2019

¡DESDE LA DIGNIDAD SIEMPRE!