El día del niño y la niña en los hogares de las personas criminalizadas en Honduras

El 10 de septiembre se conmemora el día del niño y la niña en Honduras. Cada año la realidad de desprotección y vulnerabilidad de un alto porcentaje de la niñez en Honduras opaca esta celebración.

En los territorios en lucha por defender su soberanía con dignidad y en resistencia al extractivismo hay otros males que también los niños y niñas deben enfrentar. En poblaciones como Pajuiles, Arizona y distintas tribus del pueblo Tolupán el día del niño hoy se conmemora en medio de procesos de criminalización en contra de hombres y mujeres valiosas y comprometidas, en medio de su incertidumbre sobre el curso de las acusaciones y del impacto en la vida de sus hijos e hijas.

Pero la criminalización no termina en la figura de las personas adultas acusadas. Sus consecuencias e impacto alcanzan la vida de cada niño y cada niña que forma parte de estas familias y repercute en su salud emocional, aunque esto sea quizá un abordaje y tema de conversación pendiente.

En el Sector Pajuiles, 12 integrantes del MADJ enfrentan procesos ante los tribunales hondureños, acusados por la empresa HIDROCEP propiedad del señor Jasón Hawit, causante de daños ambientales al río Mezapa, fuente de agua de al menos 16 comunidades de la zona. Estos hombres y mujeres fueron detenidos en agosto de 2017, luego de una brutal represión policial en dos fechas distintas. Tras su captura sus hijos e hijas salieron a las calles portando carteles pidiendo tener libres y de regreso en casa a sus padres.

Mientras sus padres estaban encarcelados injustamente varios de ellos tuvieron que permanecer bajo el cuidado de vecinos y personas cercanas. Pero aún ahora, luego de transcurridos dos años, el miedo por la posibilidad de que sus padres y madres vayan a prisión sigue latente.

Otro caso similar se da en Arizona, en el departamento de Atlántida a donde el señor Emin Abufele pretende construir una represa hidroeléctrica en el único rio que ha quedado disponible para uso y consumo humano, ahí esta empresa y el Estado de Honduras mantienen criminalizados a cinco luchadores sociales que han asumido junto a la comunidad la defensa del rio Jilamito.

Situación similar o peor viven las niñas y niños del pueblo Tolupán a donde el modelo extractivo no le basta con intentar despojar, criminalizar o agredir a las y los indígenas, aquí la situación llega al punto de asesinar a los padres y madres de los infantes que se oponen a la extracción inconsulta de los bienes comunes y naturales, mientras esto ocurre los niños y niñas deben crecer sin uno de los dos progenitores, todos estos crímenes siguen en total impunidad debido a que es el mismo Estado a través de sus instituciones que sigue poniendo en riesgo y vulnerando los derechos de la población.

Ante todo, este panorama sombrío y oscuro en Honduras el Estado ha vuelto muy normal ver a niños y niñas, hijos e hijas de los luchadores sociales en las afueras de los juzgados, esperando a que un juez o una jueza dicte la sentencia condenatoria o absolutoria hacia sus padres y madres.

Es por ese y otros motivos que en Honduras muchos niños y niñas desde muy pequeños caminan junto a sus padres y madres en jornadas de protestas intentando cambiar y buscar tener un mejor futuro.

Suspenden audiencia por la causa Pajuiles en Honduras

Por segunda ocasión consecutiva en los juzgados de Tela, en Atlántida, Honduras, se ha reprogramado la audiencia preliminar que debe desarrollarse contra 12 luchadores sociales de las comunidades de Pajuiles organizados en el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia.

La primera vez que se pospuso la audiencia se debió a la no asistencia de los representantes de la empresa Hidrocep y los representantes de las instituciones del Estado y ayer se reprogramó debido al fallecimiento de un pariente de la jueza que conoce la causa.

Este proceso de criminalización data del año 2017 cuando nuestros compañeros fueron engañados por la policía nacional al solicitarles su tarjeta de identidad con la excusa que debían llenar un reporte para sus superiores donde indicaban que le brindaban seguridad al campamento digno por la defensa del agua y la vida, pero posteriormente ese listado fue utilizado para criminalizarlos y mantenerlos bajo medidas sustitutivas a la prisión hasta el día de hoy, esto ha causado perjuicio económico y en la salud de nuestros compañeros debido a que la mayoría son personas de la tercera y cuarta edad.

Por este caso el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia inició junto a varias organizaciones nacionales e internacionales una campaña mediática que llamamos «La criminalización del sombrero» en honor a nuestros compañeros campesinos que hoy siguen siendo afectados por las instituciones del Estado para favorecer a una empresa del modelo extractivo.

Las y los pobladores de Pajuiles suman casi mil días continuos en la lucha por cuidar el rio y la Sierra Nombre de Dios que es fuente de vida para más de 20 comunidades en esta zona del país, mientras tanto el empresario sigue gozando de la impunidad que le da como beneficio el servil actuar de la justicia hondureña.