Unidad y autonomía desde las organizaciones de base que defienden la soberanía de territorios
Reivindicar soberanía en tiempos de feroz capitalismo neoliberal extractivista es un asunto que puede conducir a un altísimo porcentaje de liderazgos y organizaciones políticas y sociales a notables incoherencias.
Y es que el discurso de soberanía se desmorona cuando el quehacer del movimiento social depende o se sustenta en la agenda de una institucionalidad y de la cooperación internacional promotora de manera sutil o abiertamente de un “extractivismo humanizado”. O cuando el quehacer político partidario convive en armonía con los promotores del modelo de saqueo y sus decisiones.
En la Honduras post golpe, la concesión y pérdida de soberanía sobre el territorio y los bienes estratégicos de la nación avanzó aceleradamente por la ferocidad y desbordada corrupción del régimen y también por la complicidad, comodidad, falta de vergüenza y de bravura de muchos actores de la oposición política y social.
Sin embargo, sin ninguna duda, actualmente los actores más afianzados en la praxis de soberanías locales son las múltiples organizaciones y comunidades que desde la legitimidad, visiones y herramientas propias, corriendo los mayores riesgos y en notoria desventaja han confrontado y siguen confrontando a las empresas y funcionarios que han osado penetrar sus territorios y pretenden ocuparlos sorpresivamente. En ese mismo sentido otros actores son el estudiantado consciente de secundaria y de las universidades públicas.
A partir de la modesta experiencia de la huelga de hambre de la dignidad de 2008, las luchas de las comunidades de Pajuiles, Jilamito, Sector Florida, Arizona, San Francisco, San Juan Pueblo, del Pueblo Tolupán, entre otras; desde el Movimiento Amplio venimos insistiendo y promoviendo un encuentro fraterno, cara a cara con el resto de comunidades y organizaciones de base que también ejercen soberanía en plena coherencia y resistencia al capitalismo, neoliberal y extractivista.
Insistimos e insistiremos en que debemos encontrarnos en una primera fase de articulación, en la que desde nosotros, en unidad y con autonomía definamos una agenda común con perspectiva nacional. Para ello, llamamos abiertamente a las comunidades y organizaciones de base a construir esta articulación coherente con nuestra capacidad mostrada en la defensa real y concreta del territorio, mostrando que nuestra práctica de resistencia tiene incluida el modelo de sociedad y de Estado que nosotros queremos y soñamos; respetuoso de la vida en todas sus expresiones.
Posterior a ello, vayamos a una segunda fase de encuentro con los demás espacios; los del movimiento de derechos humanos, otras organizaciones del movimiento social y actores político partidarios que acuñan un discurso por la defensa de la vida y la dignidad nacional.
A nuestros cercanos aliados que muestran dudas y cierta suspicacia a esta iniciativa, les llamamos a respetar y respaldar este impostergable encuentro para la unidad, a superar ciertas sensibilidades y temores y a esperar el encuentro esa segunda y ojalá pronta fase de ampliación de la articulación nacional.
Rescatamos y reiteramos que, indistintamente de los avances en la articulación unitaria del movimiento popular y social hondureño, las organizaciones y comunidades en resistencia real al capitalismo extractivista, desde nuestra legitimidad, con sabiduría popular y haciendo uso de las armas que nos facilita nuestro modelo de resistencia pacífica, seguiremos dando batalla a toda incursión en el territorio de los agentes del extractivismo.
Septiembre de 2019
¡Desde la Dignidad Siempre!