EDITORIAL: LAS MIRABAL CONTINÚAN LUCHANDO
«Nadie en la historia ha conseguido nunca su libertad
apelando al sentido moral de sus opresores»
Assata Shakur, Partido Panteras Negras.
Hace 38 años se conmemora el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, cuyo origen es el asesinato de las opositoras y militantes dominicanas Patria, Minerva y María Teresa, conocidas como las hermanas Mirabal. Se trató de crímenes políticos empujados, por supuesto por el machismo, y su intolerancia a la existencia de mujeres desobedientes, cuya claridad política las posicionó como referentes de la resistencia clandestina a la dictadura de Trujillo.
En Honduras las cifras de violencia contra las mujeres son cada vez más alarmantes, para agosto del 2019 más de 200 mujeres habían sido asesinadas. El incremento de los femicidios, la violencia doméstica, el acoso y otras expresiones reflejan los efectos de la consolidación, cada vez mayor del matrimonio entre capitalismo y patriarcado, en el que las vidas y los cuerpos de las mujeres están al medio como motín de guerra.
Esa relación conveniente entre dos sistemas de opresión, ha ideado diversas estructuras desde donde ejercer violencia y dominación como el crimen organizado, el narcotráfico, narcomenudeo, maras y pandillas, entre otras, Y en el caso específico de Honduras, fundamentalmente sienta sus bases en la narcodictadura que sostiene los valores patriarcales, fundamentalistas, militaristas y neoliberales y que ha profundizado la desigualdad y el empobrecimiento institucionalizado, porque si bien la violencia afecta sin importar la condición de clase, son las mujeres empobrecidas las que sufren las violencias acumuladas, siendo la pobreza la primera de ellas, en pocas palabras; ¿Quién libera a la esclava del esclavo?
El escenario hondureño nos obliga a volver al origen de la violencia sistemática en contra de las mujeres y de la conmemoración del 25 de noviembre mismo. Esa violencia y sus múltiples expresiones ha dado como resultado el desplazamiento forzado por violencia de género, el cambio demográfico, el desempleo, nulidad de derechos así como un sin fin de muchas otras violaciones a la dignidad humana.
Es necesario hablar también de la violencia política profundizada por la narcodictadura en contra de mujeres que sostienen resistencias, que se traduce no solo en persecución, hostigamiento, femicidios políticos sino también, en el modelo privatizador y en la consolidación del modelo extractivo, que afianza los cimientos capitalistas y patriarcales a través del capital transnacional.
Como mujeres, organización y pueblo estamos luchando en una resistencia sin mesura en contra de la privatización, precarización y empobrecimiento de la dignidad así como de la oenegización de las acciones políticas. La violencia se resiste desde todos los frentes y ante diversos actores. Entendemos desde el MADJ, que la lucha contra el capitalismo no está desligada de la lucha anti patriarcal, anti racista y anti militarista y más allá de la claridad y lo declarativo, entendemos que es un proceso que debe constituirse en práctica cotidiana y en eso andamos a paso lento y seguro, pero honesto.
Parte de conmemorar este día, además de volver al origen de las violencias y de la violencia ejercida en contra de las hermanas Mirabal es reivindicar también a las mujeres que han luchado y luchan sin tregua en contra de las estructuras opresoras provocadoras de las violencias. Son muchas, entre ellas, María Enriqueta Matute, lideresa indígena Tolupan asesinada en 2013 por su militancia activa y determinada por la dignificación de su pueblo, y Ángela Murillo; lideresa indígena Tolupan y Albertina López, Coordinadora General del MADJ quienes día a día construyen y sostienen la lucha por la dignidad y la justicia en sus territorios.
La lucha por la erradicación de la violencia en contra de las mujeres pasa obligatoriamente por luchar en contra de la narcodictadura y por el encuentro del movimiento social y popular, desde las coincidencias, pero también desde las diferencias, sin desconfianzas y con la capacidad de hacer señalamientos intencionados en construir. Desde la pluralidad de la naturaleza de los distintos espacios, con la disposición de aprender y entender con honestidad las formas y roles que jugamos y debemos jugar todos y todas para construir nuevas formas de vida para las mujeres en Honduras. En eso nuestro sentido compromiso, en ser y hacer codo a codo con las Mirabal que continúan luchando.
25 de noviembre de 2019
¡HASTA LA DIGNIDAD SIEMPRE!