En Honduras, al igual que en toda la región, el modelo extractivo que constituye el rostro más despiadado del capitalismo, sigue repitiendo sus métodos criminales para apropiarse de la riqueza natural.
El pasado 5 de mayo del 2019, las comunidades de El Astillero del municipio de Arizona en el departamento de Atlántida conmemoraron el 28 aniversario del asesinato de cinco campesinos que defendían el territorio de su comunidad ante el avasallamiento del modelo extractivo que se impulsaba con la reforma agraria que llegaría años después para beneficiar a los empresarios que hacen negocio con el gobierno hondureño.
La historia registra a militares asesinando a cinco hombres que lideraban la lucha de las comunidades de El Astillero, la madrugada del 3 de mayo de 1991. Fueron ultimados con ráfagas de disparos.
Mientras las autoridades solicitaban “diálogo” a Felipe Huete, delegado de la palabra, la clásica y repetida forma de traición fueron las balas que salieron de un AK47 que acabó con la vida de Mártir Huete, Ciriaco Huete, Felipe Huete, Cruz Chacón y Carlos Salomón.
Este mismo patrón de muerte y violencia aplicado en El Astillero en 1991, sigue siendo la forma de represión empleada por quienes defienden y buscan imponer el modelo extractivo en las comunidades, un claro ejemplo de ello es el asesinato de Berta Cáceres, Margarita Murillo, Ramón Fiallos, Juan Samael y José Salomón Matute, entre otros de las víctimas de la violencia estructural y característica del neoliberalismo.
En la comunidad de El Astillero se levantó un templo de cinco bases en su entrada, en los mismos lugares donde quedaron los cuerpos de los campesinos asesinados, para los que nunca se hizo justicia. Todos los años la población de Arizona rinde tributo a sus mártires.
El Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia reafirma el compromiso de continuar con la lucha de nuestros compañeros y compañeras asesinados por la defensa de los bienes comunes y naturales.